UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




martes, 28 de julio de 2009

Sociedad Acuarófila de Valencia

C/Salvador Sastre, 16

Por Steve:

He aquí una clara muestra de que este país lo mueve la cerveza. Que ya es raro el establecimiento en el que no te vendan una.

Salíamos aquella tarde del Bar Rullo ya dispuestos a irnos a casa cuando pasamos por delante de este local y Tim me comentó que una vez allí le vendieron una birra, que hasta tenía barra. Incrédulo le reté a entrar a tomarnos la última y efectivamente, al lado opuesto de la puerta, tras un jardín de peceras, había una barra con dos señores (que no parecían muy interesados en animales acúaticos) tomándose el café. Tim tampoco había mentido en lo de la birra, tenían cervezas, pero no cervezas cualquieras, eran cervezas de las buenas, de esas que no había visto en mi vida y que jamás lograré pronunciar. Nos decidimos por dos San Miguel Selecta y un paquete de Rufles con sabor jamón y allí nos quedamos sentados hasta terminarlas, viendo pasar de un lado a otro personas con pececitos metidos en bolsas trasparentes, rocas de colores para decorar la pecera y cosas por el estilo, al tiempo que le contaba a Tim que había estado pensando en un monólogo sobre tortillas de patata. A Tim no le gusto demasiado el sitio, sospecho que por eso de ser un espacio sin humo, por lo visto alguien decidió que la nicotina era mala para los peces.

Nos paseamos por el lugar a ver qué tenían y recuerdo ver, entre otras cosas, unos peces de colores que parecían gominolas, unas pirañas sin dientes, un pez que era como Rapel pero con escamas (Suponiendo que Rapel no tenga escamas) y una adorable pelotita con aletas del tamaño de un puño que nos miraba con cara de cachorrito de 2 meses. Basta decir que aquella tarde me enamoré dos veces y una de ellas fue de un pez.

martes, 14 de julio de 2009

Cafetería Jena

Av.de la Ilustración, 14

Por Steve

Alguien debió avisarnos de que Zaragoza era mucho más grande que la última vez que la pisé, de que el recinto del Metalway estaba a tomar por el culo de cualquier punto de venta de víveres y de que allí no saben lo que es un árbol (Érase una vez una ciudad sin sombra). Pero si nos hubiésemos enterado antes, posiblemente jamás hubiéramos conocido la Cafetería Je-na. Llegabas al Eroski a las 12 de la mañana empujando un carro de la compra y lo último que te apetecía era volverte y con el carro lleno, supongo que por eso alguien puso un bar enfrente. Total que te metes a tomarte una caña bajo la sombrilla de la terraza y claro, te lías, te lías tanto que entre Ambars 1900, carajillos de ron y patatas bravas vaciamos allí 66€ de nuestras carteras. Pedimos un periódico para confirmar con las palabras de la portada ‘Michael Jackson muere a los 50 años’, que los rumores de la noche anterior eran ciertos. Recuerdo también que Tim no hacía más que reirse y decir tonterías, ya en Valencia caímos en que se debía a la insolación que había cogido.

A la vuelta al Eroski nos topamos con un chaval tirado en la acera, yacía boca arriba cual largo era con dos litronas y una tortilla de patata en sus cercanías, era evidente que también venía al Metalway. Cometimos el error de resucitarlo, pues a partir de entonces nos costó lo nuestro quitárnoslo de encima, era como cuando le das una galleta a un perro callejero, que te sigue a todas partes y te da cosa darle una patada para que se largue, pero peor, se nos pegó cual sanguijuela que nos chupaba latas de cerveza en lugar de sangre. Y como era de esperar, nos deshicimos de él de la forma mas ruin y traicionera posible. Y sí, el conocer al hombre-lapa-sanguijuela fue un percance que nos hubiera gustado evitar, pero bien merecían la pena las fresquitas birras a la única sombra de Zaragoza.

lunes, 13 de julio de 2009

Bar "El Trago"


Por James:


Cuando vuelves adando de sabe Dios donde a la 1:30 de la madrugada un martes por Valencia, no puedes evitar centrar tu atención en la música que sale del único portal iluminado de toda la calle, me refiero cómo no a nuestro gran descubrimiento argénteo, el bar El Trago.

Y es que despues de alejarse del cauce del río Turia de noche huyendo de seres arbóreos de tez oscura (y no, no me refiero a las ardillas), este sitio resultó ser casi un templo ara mi y Grace.

Nos sentamos y pedimos dos tercios, que resultaron ser o quintos o botes. Bueno, pues que sean 2 botes (1,30€). Lo primero que nos llamó la atención fue la decoración del local, mezcla de cotidiano y exótico, que no dejaba dudas de que los dueños del bar eran de procedencia latina. Una pantalla gigante proyectaba vídeos músicales de grandes clásicos de la música a perfecto volumen (no bajo, pero no tan alto como para no poder conversar) y alrededor estaban dispuestos unos sillones, uno de ellos ocupado por señor que no se movía ni un ápice. En el momento en que me empezaba a preguntar si el hombre formaba parte de la decoración, éste se levantó y nos invitó a entrar a la parte de atrás a echar un billar. Aceptamos.

Entramos por una puerta que en un principio supusimos que daba a la casa de los dueños, y nos encontramos con una sala casi tan grande como el propio bar, con billar, futbolín y sillones. El hombre muy atento nos puso iluminación tenue y nos invito a usar sus tacos de profesional (que tenían pinta de valer un ojo). Echamos dos partidas y nos fuimos, muy satisfechos con el servicio.

Como nota final, diré que hemos estado otras veces, y reafirmo el excelente servicio por parte de los dueños, muy atentos en todo momento. La última vez qu eestuve habian reformado el local y ahora está todo junto. Más moderno, pero la verdad es que siempre me gusto el rollito de habitación apartada para el billar.

Le pongo un 9.5, y creo que más que merecido. Hasta la próxima!