UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




domingo, 27 de septiembre de 2009

Darkness

Avenida Gomez Ferrer 52, Sedaví (Valencia)







Por Tim:
Para nosotros normalmente Sedavi ha sido siempre ese lugar lejano al que no solemos ir, y la verdad es que no es una zona que realmente me gustaria si no fuese por este lugar, el Darkness. Es un sitio tan guay que compensa la falta de gusto de su vecino, el Paberse Matao, que un dia que este enfadado criticaré para desquitarme agusto.
El Darkness es un sitio donde las jarras de cerveza valen 2'70 y te hacen bolsas de palomitas tambien si quieres. Tiene un billar, una mitica maquina de trivial y demas juegos, un pinball de Frankenstein al que yo creo que solo ha jugado nuestro amigo Spectrum, y ademas tiene un monton de Heavys por alli danzando. He tocado alli con mi grupo una vez y este octubre se supone que repetiremos!!! son muy dados a hacer conciertos sobre todo por las tardes - noches.
Pero lo realmente importante de este bar es su guapa camarera Carmen con la que salgo en la foto. Ahi nos puedes ver haciendo un grito del infierno. Mas de una vez hemos acabado borrachos y regalandole dibujos que haciamos para ella entre todos, Steve, James, Stanley, Roman y yo, y nuestro amigo Marcio con quien me gustaria quedar mas, tambien.
Es una pena que al no tener coche, para llegar hasta alli tengamos que bajar en la parada de Jesus y andar durante X horas pasando por la calle san Vicente desde Valencia, cruzar el barrio de La Torre y cruzar el rio. Aunque no es tanta pena porque recuerdo siempre muchas risas en esos pateos, y el puente es un espectaculo digno de ver. Ademas, hay otros bares en el trayecto jajaja.
Bueno, solo decir que el Darkness es un sitio donde de vez en cuando cae el Chaos A.D. de Sepultura, que intentare actualizar mas a partir de ahora y que Carmen, si nos lees, un besito!

martes, 8 de septiembre de 2009

Oasis

Playa de San Antonio - Cullera


Por Steve:

Tumbados frente al Mediterráneo, siempre azul y tranquilo, en una de esas hamacas que te dejan flotando el culo a un palmo de la arena, con una ligera brisa meciendo nuestras melenas y el sol escondiéndose a la espalda. Una fresquita cerveza en mano y los Guns & Roses sonando de fondo. En una situación así ya podía emerger la más terrible bestia de las aguas, ya podía irse el mundo a tomar por saco en ese mismo momento que ni Roman ni yo nos íbamos a plantear siquiera levantarnos de allí antes de terminar nuestras Estrella Damm.

El Oasis. Paraíso por el día y nido de gilipollas durante la noche (salvando a Alejandra, la única persona en toda la playa que osó acercarse a los tres desaliñados individuos con guitarra que éramos nosotros), es uno de esos chiringuitos que está a punto de desaparecer gracias a no sé qué absurda ley anti-turistas. Por eso decidimos volver allí, para darle un adiós digno a base de cervezas. Pero ya sabéis lo que pasa, el recorrido hasta la playa era una larga travesía llena de tentadores bares, y es difícil no caer en uno de ellos. Dos veces hemos pisado Cullera este verano para llegar a aquel chiringuito y dos veces nos hemos quedado por el camino. Miento, sí llegamos una vez, pero para conocer su cara nocturna, llena de maromos bronceados y con la camisa medio desabrochada bailando canciones maltratadas por un DJ. Nuestra despedida no era la deseada pero aun así aguantamos allí dentro hasta ver salir el sol.

De modo que ahora ya tan solo me quedará el recuerdo de aquella tarde con Roman en que nada faltaba ni sobraba. Un momento cervecil perfeco apunto de extinguirse.