UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




miércoles, 25 de septiembre de 2013

Bar La Concha

Bajo el paseo de La Concha


Por Steve:

Reproduzco íntegramente los manuscritos que mostraban mis impresiones sobre Donosti en su momento:

"He comprado una hamburguesa de esas de pollo rebozado y queso en una maquina expendedora. Tengo dudas sobre si el queso es queso, sobre si el pollo es pollo y sobre si hay algo más a parte de lo que se supone que es queso y lo que se supone que es pollo. Es horrible pero da igual, es el modo más barato de ingerir calorías. También he comprado una cerveza y me he sentado bajo el paseo de la playa de La Concha a devorarlo todo. Posiblemente alguien haya meado en la pared en la que estoy apoyado pero también me da igual, estoy demasiado bien aquí. Hoy se ha levantado un día de mierda. He tardado 2 horas en encontrar el albergue (muy chulo, por cierto). Está perdido en un monte boscoso y cuando vas por el camino que va al albergue parece que te vaya a salir un dinosaurio de entre la vegetación, pero lo único que se cruza en el camino son gigantescas babosas del tamaño de plátanos. Además le he dado un golpe a una rueda del coche contra un bordillo y ahora escucho un ruido raro en las curvas, cuando vuelva al albergue miraré por internet qué puede ser. Mientras paseaba por la playa me ha pillado la lluvia sin lugar donde cobijarme y me he chopado. Pero bueno, parece que la suerte está cambiando. Todavía no hay doy síntomas de pulmonía y es posible que tenga dos compañeros más para compartir gastos del coche (suponiendo que el coche llegue hasta Oviedo, claro).

Donosti me está gustando mucho pero me está vaciando los bolsillos. Esta lata de Amstel me ha costado 2'20 aquí al lado, en un sitio que pone 'bar la concha' pero que es rollo kiosko. Me hubiera comido la pseudo-hamburguesa ahí si al menos tuviese taburetes. Todo mola tanto que me estoy arrepintiendo de no haber traido la cámara de fotos.

Ahora mismo hay ahí en medio del agua un tío subido en una plataforma de esas flotantes. Parece que los socorristas quieren que vuelva a la playa pero no tienen huevos de ir a buscarlo. Me llama la atención el hecho de que en esta playa siempre hay alguien bañándose. No importa que haya bandera roja o que Cthulhu esté sentado en la Isla de Santa Clara pensado si comerse la ciudad con patatas o con ensalada. Pase lo que pase siempre habrá algún vasco en el agua."

lunes, 23 de septiembre de 2013

Kantoia

Karmengo Andre Maria Kalea / Calle Virgen del Carmen

Por Steve:

Llegaba septiembre, se acababa el verano y me tocaba pensar en todos esos buenos momentos que se iban acumulando a lo largo del estío. Y entonces me daba cuenta de que no había hecho absolutamente nada, que no había ido más allá de Almàssera, que no recordaba el tacto de la arena de playa y que no tenía ninguna foto de mis pies desnudos en facebook. De modo que decidí emprender un viaje a la aventura, sin nada más que una reserva de habitación para dormir 2 noches en Donosti, una lista de campings y albergues baratos y un valiente opel corsa dispuesto a ser exprimido en la carretera. Inicié el viaje compartiendo coche y gastos con una desconocida muy maja que aún me guarda rencor por pensar que el viaje entre Valencia y Donosti incluye un paseo por Logroño. Pero lo importante aquí no es quién desaconseja como conductor a quién en blablacar, lo importante es que llegué a San Sebastián a tiempo para poder acompañar el bocata de jamón y queso con una cerveza. Aparqué el coche vete a saber dónde y me despegué del asiento para integrarme entre esa gente que habla como el tío de bricomanía. Entré en el primer bar que encontré y pedí una cerveza.

- Una caña? - Me preguntó el tabernero.

- Si puede ser algo más grande mejor - respondí.

Y se mostró desconcertado, como pensando: 'este tío es más vasco que nosotros'. Y es que aunque en Valencia llamamos cañas a las cervezas de juguete, allí las cañas son las pintas de toda la vida. Le pregunté si podía comerme allí mi bocata de casa y me respondió algo así como 'pues claro, la hostia! Si no tengo cocina'.

Me tomé dos más, sin otro entretenimiento que escuchar las conversaciones entre cliente y tabernero. Conversaciones que al principio se basaban en los típicos problemas que tiene todo ser humilde con esto de la crisis, pero que poco a poco se fueron inclinando hacia temas de verdadera importancia, como el modo más económico de llegar a Manchester para ver el partido de champions de la Real Sociedad o lo sucedido en las regatas de la Bandera de la Concha. Sobre las regatas por lo visto se había producido algo de polémica y andaban los donostiarras un poco moscas. Me quedé con una frase del camarero que tumbaba por si sola cualquier argumento en contra, terminaba de un plumazo con toda discrepancia. Decía algo así como 'esto es Donosti y estos son nuestros cojones, joder'. Y ahí ya decidí que esa gente molaría para siempre. Así sin haberme cruzado más que con 2 lugareños, tomé la determinación de que cualquier donostiarra gozaría de forma incondicional de mi discriminación positiva eternamente.

Me resistía salir de allí y no solo por lo cómodo que me sentía, además estaba el tema de que no me esperaban en el albergue que había reservado hasta 14 horas después. Vamos, que me tocaba dormir en el coche. Acabé cediendo al cansacio y volví a mi querido corsa para pasar una noche no demasiado mala bajo la lluvia. La aventura seguiría a la mañana siguiente.